Las placas de cabeza de los fermentadores o biorreactores de grandes volúmenes simplemente han sido reducidas para fermentadores de menores volúmenes. Lo que no era una idea muy buena. Las placas de cabeza son las partes más costosas de los recipientes y, al mismo tiempo, el componente que más problemas genera.
En recipientes de fermentación pequeños, el diámetro de la placa de cabeza es tan pequeño que solo una persona con dedos muy pequeños puede ser capaz de fijar o soltar cualquier parte. El número de puertos también es limitado. Las placas de cabeza son pesadas y, por lo tanto, se fabrican muy delgadas, lo que dificulta sellar las conexiones. La solución técnica típica consiste en el uso de juntas tóricas. Se utilizan juntas tóricas de tamaños diferentes para los diferentes puertos y éstas deben ser muy finas. Debido a su aplanamiento durante la esterilización, pueden contribuir a la contaminación. Por lo tanto, deben ser reemplazadas antes de cada proceso. Finalmente, esto incrementa significativamente el coste de operación de la fermentación o cultivo celular, ya que las piezas de repuesto pueden llegar a costar varios cientos de dólares.
Instalar un recipiente de fermentación con placas de cabeza toma mucho tiempo y cada tamaño de recipiente requiere una placa de cabeza nueva e incluso también sondas de pH y pO2 más largas, sensores antiespuma y de temperatura y prácticamente todas las piezas necesarias en el cabezal (juntas tóricas, tuercas, etc.) Esto sale extremadamente caro. Por lo tanto, los investigadores muy a menudo deciden comprar un recipiente de mayor volumen para ahorrar dinero en repuestos. Sin embargo, el trabajo con mayores volúmenes del que es necesario es también muy costoso y engorroso. Esto implica costos más altos, tiempos más largos de esterilización y de enfriamiento, mayores costos para los procesos secundarios (downstream processing) y, adicionalmente, la necesidad de eliminación de grandes cantidades de material contaminante. Los grandes recipientes son pesados para poner y sacar del autoclave y por lo tanto su manipulación puede ser un problema para muchos usuarios en el laboratorio.
Lo mejor es utilizar recipientes de menores volúmenes para experimentos a escala de laboratorio. Ofrece mayores ventajas, por tal razón sólo podemos recomendarlo.
LAMBDA ha decidido cuestionar el uso de placas de cierre de los fermentadores tradicionales y, en su lugar, encontró una solución muy práctica y económica. (ver diseño optimizado del recipiente, construcción única de fácil esterilización, novedoso sistema de mezclado no rotacional, excepcional rango de volumen en un solo instrumento)